Responde tú mismo, porque lo sabes perfectamente. Has visto lo suficiente como reconocer si es bueno o malo, si te gusta o no. Otra cosa distinta es saber si tú lo haces -y cómo lo haces- cuando estás realizando una exposición. Mi respuesta (ya la saben quienes me conocen) es: depende.
En general, es bueno moverse, porque produce variaciones en lo que está pasando en la presentación, y eso ayuda al mantenimiento de la atención del público. Pero, al igual que los silencios son indispensables, moverse solo será bueno si sabemos detenernos. Así generamos contraste, y ese contraste facilita y estimula la focalización del público en el mensaje. Moverse sin parar, de delante hacia atrás, bambolearse, caminar de un lado a otro como tigre en jaula, bailar un pasodoble, hacer el breaking-dance… Eso no es bueno. Contrólate.
Dominar el espacio escénico es importante en una presentación. Llegados aquí, es necesario dar una definición apropiada a la palabra escenario en el entorno de las presentaciones de empresa, técnicas o de negocios: por escenario entenderemos cualquier espacio en el que el presentador ejecuta su exposición. Puede ser una sala con mesa de juntas; una sala con disposición de sillas en U; o con distribución tipo teatro o formato escuela; puede ser, efectivamente, un escenario en una sala de convenciones; una tarima en un salón de actos; un salón con mesas redondas tipo banquete… Como ves, un escenario es el lugar que te toca ocupar -y dominar- cuando presentas. Sea el que sea, y sea como sea.
Retomando el hilo, ¿qué significa dominar el espacio escénico? Significa saber cómo moverse y en qué lugares es más recomendable detenerse. Y recordaremos que el movimiento en una presentación ha de entenderse como un cambio de ubicación. Y hay dos ubicaciones preferentes: el centro del escenario, en la posición más equidistante con respecto al público; y al lado izquierdo (desde el punto de vista del público) de la pantalla de proyección.
Te propongo un entrenamiento inicial con esto: hablas -quieto en el punto central- durante unos minutos y, luego, con calma, te desplazas hacia el lateral de la pantalla y te mantienes allí otro ratito, mientras con tu mano izquierda haces referencia a lo proyectado. Cuando ganes confianza en estas dos ubicaciones, podrás desplazarte ya por todo el espacio escénico, cuidando de “compartirte” con equidad con todo el público, evitando quedarte en los extremos, ni laterales ni frontales.
Aunque ojalá tuviéramos siempre esta opción tan espaciosa… En muchas ocasiones te habrás visto arrinconado en la esquina de una mesa de juntas, sin posibilidad alguna de moverte, con alguien sentado a escasos centímetros de ti. Pues es lo que toca. Y toca quedarse allí plantado, eso sí, preferentemente en el lado izquierdo de la pantalla. ¿Qué por qué insisto con este lado? Porque escribimos de izquierda a derecha. Simplemente.
Como casi todo en presentaciones, el movimiento es entrenable. Repítelo hasta que se convierta en un buen hábito. Verás qué bien. Y, lo mejor, el público también lo verá.
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