Miguel Ángel encontró su vocación cuando su vocación se dejó encontrar. Nunca tuvo que exponer nada: ni en el colegio, ni en el instituto… ni mientras estudiaba ingeniería industrial. Ni tuvo que hablar en público sobre su especialidad, la tecnología nuclear. Tampoco hizo ninguna presentación en sus primeros trabajos como ingeniero, diseñando instalaciones de climatización o desaladoras y depuradoras de agua. Nunca hizo nada de esto… hasta que se fue a Alemania a trabajar. Y allí tuvo su primer encuentro con las técnicas de presentación y con la PNL. Y no le quedó más remedio que ponerse a ello: tuvo que hacer demostraciones de equipos de tecnología médica en Hispanoamérica, Australia, España, Alemania; dio formación a profesionales de la sanidad y la biomedicina; impartió charlas y conferencias; reportó resultados y proyectos ante el consejo de administración de la multinacional y ante su departamento de negocios internacionales.

De ingeniero a formador y mentor

Años después regresó a España y ocupó cargos directivos en la empresa y en la administración pública. Ayudaba a amigos y a algún conocido en la elaboración de sus presentaciones, hasta que un buen día, hace ya más de 12 años, decidió convertir esta vocación en su profesión definitiva. Como se ve, Miguel Ángel ha comprobado, en carne propia, que es posible aprender a hacer magníficas presentaciones partiendo de cero y que solo se necesita voluntad y a alguien que te guíe al comienzo.

Su tiempo libre lo dedica a su mujer y sus tres hijas, a bucear, a nadar y a caminar por la montaña.