El 75% de la población experimenta algún grado de miedo o ansiedad al hablar en público, según estudios de World Metrics o Ambition ABA. Mi experiencia me dice que esta cifra es muy acertada. Aunque también es cierto que, en general, se le teme a lo desconocido. Y eso es lo que le pasa a esta habilidad: que es desconocida. Seguramente el porcentaje cae en picado si se les preguntara a personas que deben exponer o hacer presentaciones regularmente. Tendrán opiniones y percepciones diversas acerca de si les gusta o no, pero el temor habrá disminuido o desaparecido. Ojo, no quiero decir que desaparezcan los nervios, sino el miedo.
Ahora bien, no temer a hablar en público no significa que se haga bien. Pero hacerlo bien, con o sin temor, es una gran ventaja. Estos son algunos de los motivos por los que nos conviene aprender o mejorar esta “soft-skill”:
- Aún en estos tiempos, el que expone bien sigue siendo una rara avis y, por ende, se le reconoce -y hasta se admira- esta competencia.
- Como consecuencia del punto anterior, la valoración profesional por parte de terceros o de la organización suma enteros.
- Si contemplamos juntos los puntos 1. y 2., veremos que estamos en mejores condiciones de ser candidatos a una mejora de las condiciones
laborales, tanto en posición como en remuneración. - Ejecutar brillantemente presentaciones de temas profesionales aumenta la autoestima, la confianza y la motivación intrínseca, lo que nos lanza a querer hacerlo cada vez mejor. Son ganancias intangibles palpables, valga el oxímoron.
- Mejoramos gradualmente la capacidad de expresar con claridad pensamientos y emociones.
- Preparar presentaciones nos obliga a analizar y estructurar información de manera lógica y emocional, lo que ayuda a desarrollar el pensamiento crítico, la memoria y la facultad de comprensión.
- Es un ingrediente fundamental para el ejercicio del liderazgo. Liderar es, en gran medida, comunicar eficazmente.
Primero redacté las ventajas y luego las conté. Y salieron estas siete.
Siete son las Maravillas del mundo antiguo.
Siete son las Bellas Artes.
Siete son los días de la semana.
Siete son las novias para los siete hermanos.
Siete es el pH neutro.
Siete son los hijos del capitán Von Trapp.
Siete son los enanitos.
Siete son los colores del arcoíris.
Siete son las notas musicales.
Siete son las virtudes.
Siete son los 7 magníficos.
¿Casualidad? Por si acaso, ocúpate de mejorar esta habilidad. Y conviértete en el octavo magnífico.
Miguel Ángel Guisado
Ingeniero. Formador en comunicación.
Te ayudo en tus presentaciones de asuntos científicos, tecnológicos y de empresa. Autor de #presentoluegoexisto @editorialplaneta #nosoycoach
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